¡Hola, corazones rebeldes!
Como sabéis, a veces me gusta hacer balance y ciertas reflexiones sobre mis vivencias en el mundillo literario, y en esta ocasión, toca hablar de dos asuntos importantes: El PLAS 2020 y mi próximo proyecto, del que quiero adelantaros algunos detalles.
Primero, hablemos del célebre premio de Amazon, en el que servidora participó con la novela Mejor que un sueño. Este año está siendo peculiar en muchos sentidos, y la incertidumbre se ha convertido en una peligrosa compañera para nosotros, que somos seres hechos a la certeza, a conocer nuestro horizonte, o al menos, a ponerle coto. Pero esta vez, nada parece depender de nosotros, y eso ha provocado una situación de angustia, que nos hace estar a merced de lo que venga.
Esto afecta a todos los ámbitos de la vida, y como no, también al premio. He notado cierta desolación, y poco entusiasmo a nivel general. Es cierto que se han iniciado grupos de lectura, para apoyar a los autores y dar un poco de impulso a las obras. Sin embargo, no he visto tanto movimiento como el año pasado. Bueno, sí, en círculos, porque casi siempre veía las mismas obras.
En cuanto a mi experiencia personal, ha sido tibia. A veces daba la impresión de que el premio iba por un sendero, y mi obra y yo por otro. He sido prácticamente invisible, y aunque las críticas a la obra han sido positivas en líneas generales, Mejor que un sueño no ha alcanzado ni de lejos la aceptación y éxito de Beth, mi propuesta del año anterior.
Es evidente que son novelas distintas, diferente subgénero, una histórica, la otra contemporánea. Una en las Tierras Altas, la otra en un encantador pueblo de Extremadura. Sin embargo, a nivel general, he estado muy desvinculada de todo el asunto del premio y he pasado desapercibida. Poco después publiqué La noche sobre Varsovia, fuera de concurso, y ya fui invisible del todo.
Esto me hizo comprender que el camino que estaba siguiendo no era el correcto, y como sabéis, tomé dos decisiones: No volver a presentarme al premio, y abandonar la contemporánea. Es difícil admitir que, por mucho empeño que pongas, por muchas ganas y esfuerzo, esas historias de contemporánea que tanto te gustan, no son lo que el público quiere de ti. Sin embargo, se acepta y se sigue por otra senda, y tan tranquila. Además, los resultados que estoy obteniendo con Un misterioso admirador confirman que tomé la decisión correcta. Y cada día me convenzo más.
Pero sigamos con el premio. Otra de las diferencias con el año anterior ha sido la falta de dinamismo y actividades. Lo único que no cambian son las envidias y alguna que otra polémica, pero esto no voy a destacarlo.
Todo esto refleja la situación que estamos viviendo a todos los niveles, y anímicamente es comprensible que a veces se nos quiten las ganas de todo, incluso de sumergirnos en alguna lectura. Por lo demás, variedad de propuestas, algunas llamaban más, otras menos, y mucha más gente se ha animado a participar con sus obras, sobre todo, compañeras a las que aprecio mucho; y eso me congratula, porque para lanzarse a la autopublicación, también hay que tener un ápice de arrojo.
En resumen, un premio descafeinado, que me ha abierto los ojos en cuanto a mi futuro literario. Algo que se agradece.
Y ahora, hablemos del futuro. En estos momentos, estoy inmersa en la penúltima revisión de mi próxima novela. Yo suelo hacer mínimo cinco revisiones, y con un margen de tiempo considerable entre una y otra. Es lo bueno de ser independiente, que no tienes una fecha impuesta, y puedes mimar tu obra.
Os preguntaréis, ¿cuándo, dónde, cómo, de qué color tiene los ojos el prota? Bueno, calma, que queda tiempo. Acabo de publicar novela, y ya queréis vuestra dosis de Andrea. Os puedo adelantar algunos planes. He estado valorando un poco la situación, y ya no habrá lanzamientos este año. He publicado mucho, y es bueno tomarse un respiro. Estoy dedicada a pleno rendimiento a la revisión de esta próxima novela, y también estoy escribiendo; y libros bien gordos, para que tardéis más en leerlos.
La idea es que la novela salga en febrero, si no hay ningún contratiempo. Y aquí van algunos detalles: La acción se sitúa en la Viena del siglo XIX, durante la segunda mitad. Habrá romance, pero también un poco de intriga, así no hay tanta dosis de pastel. Y voy a revelaros el título, aquí, en plan secreto y en exclusiva. No volveré a repetirlo hasta dentro de un tiempo. ¿Preparados?
La tempestad y la montaña.
Ahora os dejo que os imaginéis lo que queráis.
Esto es todo por ahora. A medida que pasen los meses os contaré más.
¡Gracias por leer!
«Una novela romántica que te hará soñar.»
Corazón Rebelde 