La cita (Segunda parte del relato Loki y la Geek)

Relato basado en los personajes y los cómics creados Stan Lee, Larry Lieber y Jack Kirby, publicados por Marvel Cómics.

 

Son las ocho, y ya hemos cerrado la tienda de cómics en la que trabajo. Ha pasado un mes desde que liberé a Loki y me despidieron de las empresas Stark. Ya no llevo las camisetas de superhéroes que solía ponerme. Supongo que estoy algo decepcionada con ellos después de lo que pasó.

Voy con unos vaqueros, una camiseta negra ajustada y una camisa de franela, con cuadros blancos y rojos. Ajusto mis gafas de pasta negra, y sigo limpiando la tienda.

Lanzo un sonoro suspiro. La tristeza no me abandona. Y eso que tengo un trabajo que me gusta, rodeada de merchandising de mis superhéroes favoritos. Sin embargo, no puedo estar contenta, porque todo me recuerda a Loki. Su fuga salió en la prensa. Aunque me alegra que haya cumplido parte de su promesa: No ha vuelto a hacer el mal, y lucha junto a Thor y los Vengadores. Al menos, en eso no me ha mentido. No volveré a verle, ya lo he aceptado, y debo aprender a vivir con eso, aunque sea difícil.

Termino de recoger y barrer la tienda, y me dispongo a ir a mi casa, que está a una manzana de aquí. Hoy me toca cerrar a mí. Bajo la pesada persiana de metal, y echo el cierre. En ese instante, oigo un ruido detrás de mí. Una especie de zumbido. Me giro, y veo a un hombre alto con capa. Este se acerca a mí, y entonces puedo reconocer quién es.

—¡Doctor Strange!

Él sonríe y asiente.

—El mismo. Es un placer conocerte, Annie Blake.

—¿Qué hace usted aquí?

—Vengo a llevarte a la torre Stark. Necesitan que vayas.

Yo frunzo el ceño.

—¿Para qué? Ya no trabajo allí. Y… Un momento, ¿cómo sabe mi nombre?

Él sonríe.

—Sigamos con el misterio, así es más emocionante. Solo puedo decirte que no es para nada malo.

Extiende su mano, y yo la agarro. No sé por qué, pero confío en él. Me envuelve con su capa, y en pocos segundos, estoy en otra parte. Ahora me encuentro en una sala grande y acristalada, con vistas a la ciudad. Abro mucho los ojos, asombrada.

—Perdona mi brusquedad, pero era la forma más rápida de traerte hasta aquí.

Yo miro alrededor. Hay una mesa elegantemente puesta, y una chimenea enorme con el fuego encendido al fondo. En la estancia predominan los colores claros y los tonos grisáceos.

—¿Dónde estamos? No recuerdo esta parte de la torre Stark—pregunto, confusa.

—Estamos en el piso veinte. Hay alguien que quiere verte. Él te lo explicará todo. Ahora, tengo que irme. Ha sido un placer, Annie.

Dicho esto, desaparece, y me quedo allí sola, sin saber qué hacer. De repente, noto una presencia al fondo de la estancia. Hay alguien de pie al lado de la chimenea. Fijo mi vista y creo reconocerlo.

—Buenas noches, pequeña intrusa—dice Loki, de forma seductora.

Ahora mismo tengo el corazón latiendo a toda velocidad, y siento un cosquilleo en el estómago. Se acerca a mí despacio. Va elegantemente vestido con un traje negro, que le sienta de maravilla. Creo que me voy a desmayar aquí mismo.

—¿Qué hago aquí? ¿Qué significa esto? —pregunto, un poco nerviosa.

Él dibuja una media sonrisa, y no deja de mirarme.

—Se trata de cumplir lo prometido. Esto es la cita que pediste ¿recuerdas?

Abro mucho los ojos, sorprendida. De repente, me doy cuenta de que no llevo la ropa adecuada.

—Vaya, no sabía nada. Ni siquiera voy vestida para la ocasión. Tengo unas pintas…

Él se ríe.

—Estás perfecta. ¿Me acompañas? —pregunta, ofreciéndome su brazo.

Yo me agarro, encantada, y me conduce hasta la mesa. Nos sentamos, y un empleado del señor Stark, nos sirve la cena, consistente en un consomé, y pechuga de pollo con cebolla caramelizada. Todo delicioso, acompañado de un vino espumoso.

—Pensaba que te habías olvidado de todo esto—comento.

—Nunca podría olvidarme de mi salvadora—responde, mirándome con picardía.

Este hombre va a hacer que me desmaye.

—Ahora luchas con los Vengadores, ¿verdad? Lo he visto en la prensa.

—Así es.

—Me alegra.

Nos quedamos en silencio unos segundos, y entonces, caigo en algo importante.

—Por cierto, ¿cómo me has encontrado?

—Tony Stark te localizó. Sabe buscar información. Supe por él que te habían echado de empresas Stark, y él me ayudó a encontrarte. Fue muy fácil, según me dijo.

Yo agacho la mirada y no puedo disimular una sonrisa de satisfacción.

—Gracias por tomarte tantas molestias. La verdad es que ha sido genial que el Doctor Strange me trajera. Ha sido alucinante.

—Era una cuestión práctica, así podías llegar más deprisa.

—¿Tantas ganas tenías de verme?—pregunto, mirándole con curiosidad.

Observo que se pone serio de repente. Ahora me estoy arrepintiendo de lo que he dicho.

—Olvida la pregunta. Es una tontería—digo, sacudiendo la cabeza—. Y dime, ¿te gusta vivir en la Tierra?

Observo que relaja su semblante.

—No está mal. Tiene cosas interesantes. De hecho, me gusta cada vez más. Y tú, ¿has vivido siempre en la Tierra?

Me resulta divertida la pregunta, pero contesto igualmente:

—Sí. A menos que de pequeña me hayan llevado a la Luna y yo no me haya enterado.

Él se ríe. ¡Le he hecho reír! Qué guapo está cuando se muestra alegre.

—Me gustaría conocer Ashgard, debe ser un lugar muy bonito—comento.

—Lo es, desde luego que sí.

—¿Y qué cosas te gustan? Por ejemplo, ¿qué te gusta hacer?—pregunto, animada.

Él parece estar pensando la respuesta.

—Luchar, pegarme con mi hermano, intentar conquistar el universo, destruir cosas, no sé, lo normal.

Yo me quedo un poco alucinada con la respuesta.

—Ya veo. Y, además de eso, ¿te gusta pasear o ir al cine?

Él se encoje de hombros.

—Sí, me gusta pasear. Y también me gusta…

Yo le observo, expectante. Entonces, con una mirada enigmática, termina la frase:

—Mirar las estrellas.

Suspiro, soñadora. Esa respuesta me ha encantado.

—A mí también—comento, con una sonrisa.

Nos quedamos mirándonos a los ojos, mientras mi corazón parece que va a salirse del pecho. Su mirada se está clavando en lo más profundo de mi ser. De repente, alguien interrumpe nuestra cita. Suena la alarma de los Vengadores, y Loki tiene que marcharse. Se levanta de la silla, y yo hago lo mismo. Un empleado le informa de lo que ocurre, y le dice que es urgente que se reúna con el equipo inmediatamente. Loki se gira hacia mí.

—Me temo que no podemos continuar.

Yo sacudo la cabeza.

—No te preocupes. Ha sido suficiente, con esto ya me basta. Has cumplido el trato. Gracias por esta cita. Y suerte—le digo, sonriente.

Era cierto. Había disfrutado mucho de ese ratito con él. Ya no había necesidad de prolongar nuestra… ¿amistad? ¿relación? Bueno, lo que fuera.

Nos miramos por última vez, y Loki se marcha, dejándome allí sola. Minutos después, regreso a casa, contenta, aunque, por otro lado, me encantaría volver a verle. Bueno, al menos me quedaría con un buen recuerdo. Había cumplido su promesa, y ya no me sentía decepcionada. Ahora tocaba seguir con mi vida. Aunque si el destino pone de su parte para volver a encontrarnos, sería maravilloso. ¿Sería eso posible?

CONTINUARÁ….

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